viernes, 16 de noviembre de 2012

Bellmonte 2012: Marriage Pack


Todo comenzó como de costumbre...
Antes siquiera de cargar personas, el Verso estaba lleno de cosas, de palos, de armaduras, de sacos de dormir...

En el garaje estaba todo listo para ser metido.
¿Cabrá? - Me pregunté con congoja.
Pues no se yo... - Me respondí.

Nota mental, debo pasar menos tiempo solo.

El caso es que comenzó el bonito proceso de carga. En mi cabeza, esta música:

Pero también esta vez se pudo acomodar todo. La próxima me dejaré mi órgano gótico porque apenas lo he podido usar.

Tras interesantes charlas y ningún problema de averías (recordad, queridos lectores), llegamos al precioso pueblo de Belmonte. El bueno (hay varios por la geografía española).

Saludamos a sus gentes y disponemos el campamento.
El polvo promete algo muy sucio...
Quiero decir "debido al polvo existente en el terreno de juego, las batallas prometen ser muy sucias". Que hay que explicarlo todo. Pero os gusta, ¿eh?. (Léase mientras se oye el chasquido de un látigo y me imagináis vestido de cuero negro con un clavel en el pelo).
Pero no quisiera desviarme, y menos en público...

El montaje de las tiendas medievales tiene mucho de sexual.
Al menos, para mí. Os cuento...

Primero se pone la lona tumbada en el suelo.
Luego se empiezan a subir los refajos hasta que estás dentro.
Luego se mete un palo hasta que encaja en su lugar.
Luego se levanta, y entre dos, se mantiene de pié, mientras los demás la van clavando.
Los de dentro tienen que aguantar con los palos tiesos, entre sudores y risas, hasta que los otros han terminado.
No se vosotros, pero por la descripción, algo se revuelve en mi interior.
En mi bajo interior, vamos...

Y así con tres tiendas.
Como diría un conocido (yo):



Después de la extenuante pseudo labor sexual, tenemos que comer algo.
Y ahora viene el encender un fuego.

Encender un fuego tiene mucho de sexual.
Os cuento...

Primero hay que trabajarse el sitio donde uno quiere hacer el fuego; no es lo mismo contra una tapia que en mitad de un descampado.
En este caso fue contra una tapia.
Luego hay que trabajarse el material; la leña tiene que estar seca y ser capaz de prender bien, porque si no, por mucho que intentes encenderla, no arde. En el caso del sexo de verdad es al revés, pero no digo más porque nos pueden estar leyendo niños...
Ah, y no por mucho chuperretear la leña va a prender, a menos que hayamos estado bebiendo alcohol como una manada de orcos.
Cuando la leña empieza a prender, empiezas a ver las señales de que es así; primero una pequeña línea de humo, que va ensanchándose, hasta que llega al punto de no retorno: esto arde, sres...
Al contrario que en mi símil, una vez arde, sigue y sigue.

Ahora vamos a meter la carne.
Esto PARA NADA tiene algo de sexual...
Después de manosear chorizos crudos (que viene a ser como hacer recuento miembros viriles semivivos), se meten en unas parrillas hasta que se ponen calientes y la grasa interior cuece, estalla, y es liberada en una orgía de chorritos que prenden aún mas en el fuego de las llamas.
Brutal....

Creo que aceptaré ese empleo de guionista para películas de adultos que me han propuesto...

Cenamos como campeones y campeonas en un festival de chorizos, panes, chuletas y pancetas.
No apto para cardíacos.
En serio.

Nos vamos a dormir.

6-7 de la mañana.
El frío llama a la puerta: toc toc. Abrígate o me llevaré a tus testículos a dar un paseo a tu garganta.
Me abrigo.
7:15 de la mañana.
Me meo.
Me meo muchísimo.
Pienso seriamente mearme en el saco de dormir y ya encontraría una disculpa ("Es que estaba soñando con un váter y..."
Paso.
Me levanto, me visto, me revisto (el Siglo XV tendría algún truco; para mí que dormían vestidos).
Salgo raudo y veloz al urinario.
Me "urino" y la vida es bella y me sonríe de nuevo.

Avivo las brasas del fuego y lo relanzo: "El fuego II". Todo un éxito.
Al amor de la lumbre se despiertan el resto de parroquianos.
Desayunamos: bollitos, café (vale, no es histórico, pero también hemos venido en coche), zumos, leche caliente.
El día promete.

Nos preparamos para la batalla: se dice que hay revueltas ocasionales con fuertes chubascos, así que nos vamos a preparar para defender la villa de Bellomonte.

Pertrechados, nos vamos de patrulla por el pueblo.

Resulta que hay más traidores que en una sede de gobierno, así que nos intentan despistar, peeero...
Nos damos cuenta de que hay un engaño, así que detenemos al interfecto (interfecta).
Pese a todo, somos atacados, con todo éxito.
Defendemos al representante de la verdad y nos volvemos al campamento, donde también nos espera otra sorpresita...

Al final también nos zumbamos y nos rezumbamos.
Esta vez, el que escribe acabó en el suelo (recordad el polvo) muerto y remuerto por una horda de salvajes...
Gentuza, chusma...

Comemos, rico rico y con fundamento.
Yo me echo una siesta (digo, me "retiro a orar") antes, porque lo necesito.
Buena siesta, pese a los tambores...

[Nota: la próxima vez, traer una gaita y ensayar al lado de la tienda / vivienda / humilde morada de todo aquél que lleve instrumentos de percusión. Ofrecer dinero por la destrucción de los tambores. Majar a palos. Matar].

En la sobremesa jugamos a juegos medievales.
No me acuerdo del nombre, pero era algo parecido a las damas chinas, o bolas chinas, o algo así.
Muy interesante.

Ensayo mi papel como fraile casador.
Declamo en voz alta para fastidio de niños y gentes poco piadosas (hala: toma tamborcito).
Tengo que hacerlo bien.


"...Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. Y tu sabrás que mi nombre es Yahvé cuando caiga mi venganza sobre ti."


Sigo un texto de cuando el Rey de Espadas era cabo; algunas frases se dan al cambio para provocar unas risas ("que tu mujer sea como una parra fecunda a los lados de tu casa" >>> "que tu mujer sea como una PERRA fecunda a los lados de tu casa").

Fraile - La voz de Dios y Amena en esta tierra


Organizamos algo improvisado pero muy simpático; mientras unos nobles charlamos tranquilamente, unos guardias traen un preso y el populacho (vulgo: chusma) se subleva y lo intentan liberar.

En el fragor de la batalla, me lo creo y desvío una alabarda al suelo, la piso y arremeto con la mano y media contra su portador.... Es la guerra y defiendo mi vida. Perdón...
Doblo la alabarda y yero al portador en los dedos. Perdón...
[Nota: comentar esto con el psiquiatra. Ha vuelto a pasar. Las voces me piden sangre]...

Los nobles salimos en apoyo de los guardias y nos matan a todos.
Impresionante.
Mi gorrito rojo nuevo muerde el polvo.
Yo también.
Se me queda la lengua como una croqueta.

Rápidamente, la gente del pueblo empieza a agolparse alrededor del campamento...
Mmm...
Extraño.
¿Por qué no se van esas gentes por ahí?
Tenemos que cenar y (según me habían dicho) haríamos la boda, como evento privado...

Pues, tengo noticias para vos...
Se ha corrido la voz (a Frank Sinatra le encanta esta frase) y la gente lo SABE.
El público quiere su boda medieval.
Son muchos...
No estaba preparado... Peeeero...
¿Quién dijo miedo?
Sin problema.

Me pongo el hábito, se prepara la "imporvisada capilla".
Reduzco la liturgia (sobre la marcha).
Algunos dirían que hice muchas cosas diferentes, pero hice algo de marketing, para que la gente viese.
La ceremonia normal es de espaldas al público y no lo habrían soportado...

Terminamos, compañeros casados, público contento.
Al término, se me acercó un señor barbudo emocionado.
"Lo has hecho muy bien; ¿eres actor?"
Le digo que no, que solo soy un mero recreador (imagen mental de un pez con yelmo) de la pradera.
Me ahorro lo de que no creo en la iglesia y esas cosas para no estropearle la tarde.
Un cliente feliz...

Cenamos.
Cansancio, y pequeña siesta mientras montamos el evento privado.
Esta vez, haré de las mías... ¡¡¡Mwahahaha!!!


Me invisto de monje (¿este verbo existe? El corrector no me dice nada. Lo apuntaré para jugar al "scrabble").
La luz de las velas invade (mas bien pugna por pasar) la estancia.
Tengo que leer un tocho de 45 páginas, con notas al margen y esas cosas...
Veo menos que un gato de escayola...

Me presentan a los que van a ser casados.
Me invade una seriedad total.
Soy un profesional, no me río un ápice.



Examino los documentos.
Veo los linajes de donde proceden.
¿Cómo dar mi aprobación?

-"Excelente"


Me se de una que tuvo que aguantarse la risa como quien se aguanta el pipí.
Pero no se puede reír uno, así que: ajo y agua.

En la liturgia, meto una frase Tolkien a la hora de bendecir los anillos (tuve que hacerlo).
Mas risas contenidas.

Las hembras; las grandes subyugadas del s. XV...


Los caso y despido a los feligreses.

Lo hice tan bien (je, je) que incluso un infante se durmió.

Nos acostamos.
Cada uno en su saco.
Me dejan un pabellón entero para mí solito.

Durante la noche oímos conversaciones de alcoba y gritos de Natalia.
Natalia estaba muy preocupada porque sus amigas la consideran una zorra...
Natalia: amiga lectora. Eres una zorra. Admítelo. Saca beneficio de ello. No te odies.
Pero si te pasa otra vez, vete a gritar tus penas a la casa de tu (también) puta madre.
Gracias.
Adiós.
Pásanos tu lista de precios y te llamaremos.

Un nuevo día amanece, pese a Natalia.
Como no tengo nada que hacer mientras se reaviva el fuego, monto casi todas las mesas y ayudo a prepara los desayunos.

Hoy viene la tele a vernos.
Por cierto, la reportera muy guapa.
Fabulosa rubia voluptuosa, que pese a la chaquetilla azul no podía ocultar sus encantos (vaya encantos).
Una alegría para la vista y un gozo para el corazón.

Entrega de premios, digo de cargos.
En la puerta donde se hacía (palabrita del Niño Jesús), se van presentando los cargos (menos un alguacil, que estaba indispuesto debido a unas libaciones).
El representante de la ley se impacienta y manda a la porra al notario, que estaba hablando en latín cual poseso.
"Abrevie usted, que me aburre".

La ceremonia queda bordada, pese a tener un escriba mujer (ejem) con más estudios que la Universidad de Salamanca.
Excelente...

A la vuelta somos atacados (empiezo a ver una fijación en las gentes de Belmonte contra la autoridad).
Nos defendemos y hasta en último ataque en el campamento casi sobrevivimos.
Muy divertido.
Muy sucio.
Normalmente lo sucio es divertido, o al revés. O no. Bueno, da igual.

Juegos para mujeres, para niños, perritos que se roban la pelota de los juegos...
Entrañable.

Fabulosa comida a base de venado (que, a diferencia de como yo pensaba, no es algo lleno de venas).
Buenísimo.

Recogemos, nos despedimos y esperamos volver a vernos pronto.
Ha sido una edición muy entretenida y lo hemos pasado muy bien.



El siglo XV mola mazo...

Firmado:

Javier Rodriguez

Dibujos: 
Laura Zorro

jueves, 15 de noviembre de 2012

La espada de arzón


Saludos,

Todos conocemos el conocido término de la espada de arzón, pero quisiera realizar algunos comentarios para tratar de desmitificarla un poco, dado que he visto que existen algunas dudas sobre ella, principalmente terminológicas.
La fuente son los trabajos de Oakeshott, que podéis encontrar fácilmente en  MyArmoury
Básicamente, quería definir que la espada de arzón y, concretamente su nombre, ni siquiera son una realidad histórica. Y me explico, en la edad media, como en todas las épocas, no se hablaba de espadas de arzón, espadas de mano y media (no siempre, desde luego), etc. Esa es una convención actual. Generalmente, el nombre que recibía una espada en la época era tan sencillo como "espada".

El concepto de la espada de arzón nace en la segunda mitad del siglo XI y en la primera del XII. El nombre, como se ha dicho, no es medieval, sino una convención de los especialistas para definir a este tipo genérico de espada. El nombre, en sí mismo, no nace del arzón porque se llevara colgada de este o porque hubiera una funda específica para arzones, sino básicamente porque era un arma que se empleaba desde la silla del caballo. Ahí está la cuestión.

La espada de arzón se encontraría, tras las espada de mano, en una de las armas fundamentales en la larga evolución que desprendería en espadas bastardas, espadas mal llamadas "de mano y media" y espadas de dos manos. Supongo que existiría la posibilidad de culminar ese proceso en lo que ya entonces se conocía como "montante". 

Morfológicamente, esa espada presentaba una característica que sentaba su utilidad: su hoja era más larga que la de la mayoría de las espadas de mano. Su empuñadura era exactamente o mínimamente más larga que la de una espada de mano, y el superior largo de hoja se diseñó para cumplir su función principal: el uso a caballo y el combate desde una posición más elevada que exigía un largo de hoja mayor para poder alcanzar a los objetivos "a pie". Posiblemente no excediera en tamaño de hoja en más de 5 o 10 centímetros como mucho a una espada de mano normal.

Por lo tanto, encontraríamos la espada de arzón como un modelo de espada de mano ligeramente más largo de hoja, pero con exactamente las mismas propiedades. Su equilibrio se encontraba más adelantado, precisamente para poder ejercer esa fuerza superior en la punta que derivaba en cuchilladas más eficaces desde una posible montura. A pie se trataba de un modelo de espada de mano eficaz aunque también distinto.
Sin duda, pudiendo cumplir esta doble función, era un arma diseñada para élites de combate, como la mayor parte de las órdenes militares.

Cuando la espada amplíe su empuñadura para responder también a este tamaño, incluso incrementando de nuevo el tamaño de hoja, nos encontraríamos con las espadas bastardas. Quizás un aumento de tamaño podría llegar a convertirse en mano y media (concepto italiano y erróneo para estas espadas que rebautizarán con desatino el concepto de espada a dos manos). Ya finalmente llegaríamos a la espada a dos manos de la segunda mitad del siglo XIV con una hoja extremadamente larga y una empuñadura, según el modelo, lógicamente, para dos manos y probablemente más.

Quisiera destacar, eso sí, ese apartado, resaltando el hecho de que los conceptos de espada de mano, arzón, bastarda, mano y media y dos manos son convenciones genéricas, acordadas, y que no responden, generalmente, a ninguna denominación concreta y establecida universalmente dentro de las fuentes, o la mayoría de ellas.

Firmado:
Guillermo Cózar