miércoles, 10 de abril de 2013

Trovadoras en la Edad Media: Beatriz de Día


La música siempre ha tenido un lugar muy importante en la vida e historia del hombre, conocer la historia de la música nos ayuda a entender a la sociedad de las distintas épocas y a
conocer sus inquietudes y anhelos reflejados en las letras y temas de los
cantos y poemas.
Trovadores y juglares son los encargados de poner banda sonora a la Edad Media. Unos de origen noble y
dedicados a la composición de versos, otros de origen humilde que daban vida a los versos y entretenían a las gentes de todo pueblo al que visitaban.

Pese a que la mayoría de los miembros de estas profesiones eran varones, no podemos obviar la existencia de personajes femeninos destacados como es el caso de Beatriz de Día.

Esta trovadora, también conocida como la Condesa de Día, fue una de las más destacadas artistas femeninas de finales del siglo XII y comienzos del XIII que escribían poesía de amor cortés a expensas de las críticas que su condición sexual provocaban. Poco sabemos de su biografía pero algunas fuentes piensan que pudo ser la esposa de Guillermo I de Poitiers.

Sus canciones centradas, como ya hemos dicho, en temas amorosos fueron muy populares y difundidas en el sur de Francia y el norte de Italia y es la autora de la única partitura medieval escrita por una mujer que se conserva actualmente, A chantar m’er de so qu’ieu non volvria, una “mala cansó” o “canción de dolor” en forma de epístola mediante la cual la trovadora se dirige al amigo, que la ha rechazado, de manera dolida pero sin perder la dignidad que la puede hacer valedora de la atención de aquel a quien ama.

Puesto que los detalles de la vida y muerte de la Condesa de Día son muy inciertos completamos esta breve entrada sobre esta trovadora del siglo XII con su canción más conocida:

A chantar m’er de so qu’ieu non volvria


A chantar m’er de so qu’ieu non volvria,
Tan me rancur de lui cui sui amia,
Car ieu l’am mais que nuilla ren que sia:
Vas lui no .m val merces ni cortesía

Ni ma beltatz ni mos pret ni mos sens,
C’atressi .m sui enganad’e trahïa
Com degr’ esser, s’ieu fos desavinens.

D’aisso.m conort car anc.non fi faillenssa,
Amics, vas vos per nuilla captenenssa,
Anz vos am mais non fetz Seguis Valenssa,
E platz mi mout quez eu d’ámar vos venssa,
Lo mieus amics, car etz lo plus valens;
Mi faitz orguoill en ditz et en parvenssa,
E si etz francs vas totas autras gens.

Be .m meravill com vostre cors s’orguoilla
Amics, vas me, per qu’ai razon qu’ieu .m duoiilla;
Non es ges dreitz c’autr’amors vos mi tuoilla
Per nilla ren qu’ie .us diga ni acuoilla;
E membre vos cals fo .l comenssamens
De nostr’amor! Ja Dompnedieus non vuoilla
Qu’en ma colpa sia .l departimens.

Proesa grans qu’el vostre cors s’aizina
E lo rics prtez qu’avetz m’en ataïna,
C’una non sai, loindana ni vecina,,
Si vol amar, vas vos non si’ aclina;
Mas vos, amics, etz ben tan conoissens
Que ben devetz conoisser la plus fina,
E membre vos de nostres covinens.

Valer mi deu os pret e mos partages
E ma beltatz e plus mos fis cratges,
Per qu’ieu vos mandad lai on es vostr’ Estatges
Esta chansson que me isa messatges:
Ieu vuoill saber, lo mieus bels amics gens,
Per que vos m’etz tanta fers ni tant salvatges,
Non sai, si s’es orguoills o maltalens.

Mas aitan plus vuoill li digas messatges,
Qu’en trop d’orguoills o ant gran dan maintas gens.

Ahora deberé cantar de lo que no querría


Ahora deberé cantar de lo que no querría,
Tanto me lamento del que no soy amiga,
Pues le amo más que a cualquier cosa en el mundo
Pero no valen ante él ni la piedad ni la cortesía
Ni mi belleza ni mi valor ni mi juicio,
Porque soy engañada y traicionada
Como sucedería si fuera poco agraciada.

Me conforto pensando que jamás y de ningún modo
Cometería equívoco hacia vos, amigo,
Sino que os amo más de lo que Segui amó a Valensa,
Y me agrada venceros en amor,
Amigo mío, porque sois el mejor;

Sois orgulloso conmigo en las palabras y en los modos,
Mientras que os mostráis amables con todos.

Me sorprende como hacia mí vuestro corazón se muestra duro,
Amigo, por lo que tengo razón para dolerme;
No es justo en absoluto que otro amor os aparte de mí,
Sea lo que sea lo que os diga o conceda;
¡Y recordad cuál fue el inicio de nuestro amor!
El Señor Dios no quiera
Que sea mía la culpa de la separación.

La noble virtud que habita en vuestro corazón
Y el alto valor que poseéis me intimidan,
Pues no conozco dama cercana o lejana,
Que, dispuesta a amar, no sea atraída por vos.
Pero vos, amigo, tenéis tanto juicio
Que bien debéis conocer la más perfecta;
Y acordaos de vuestro pacto.

Deben ayudarme mérito y nobleza
Y la belleza y aún más la sinceridad de ánimo,
Por ello os mando allá donde moráis
Esta canción, que sea mi mensajera;
Y quiero saber, mi gentil y bello amigo,
Por qué sois tan altanero y cruel conmigo:
No sé si por orgullo o mal talante.

Más aún quiero que os diga el mensajero:
Por demasiado orgullo mucha gente ha sufrido gran daño.


Leonor Carrión 

Para más información:
Blog Grandes mujeres en la historia
- ROSARIO DELGADO SUAREZ, Breve estudio entorno a la Condesa de Día, Revista de
estudios literarios, 2006